Todos los cuentos son ficticios; la mierda, sumamente real.

Monday, January 22, 2007

Placeres Capitales: Gula

GULA


Aaai dios mío. ¡Que dolor! Se me agarrotaban las tripas pero aún intentaba zurcar esa mesa con la boca. Hay que decirlo... ¡Que dolor! Mis ojos se incrustaron en el fondo de la palta mientras mis pestañas revolvían las malteadas con locura. Si, ¡Que dolor! Debía llegar, debía llegar a ellas, sabía que mi estomago no daba más pero no podía cerrar mi boca, sería la peor estupidez que podía hacer en mi vida. Miraba a Julieta con bizco reojo, uno sobre el plato y el otro sobre ella y notaba la admiración que estaba sintiendo por mi. Claro, nunca fui bueno para nada. En los deportes me saltaba el estomago y mi pecho parecía una flaccida bolsa de agua al moverme. Mis kilos de más tampoco me habían ayudado a estudiar nunca porque solía interrumpirme para comer. Ni en fiestas, ni en conversaciones, ni en discursos ni nada, en ninguna de ellas tuve la oportunidad de ver a Julieta con un rostro preocupado como ahora por mi persona. Nunca si se fijó de mi existencia salvo cuando tenía el 28avo completo en mis manos... Todos gritaban... creo que nunca entendí bien que gritaban, pero si terminaba ese sería el nuevo campeón. ¿¡¿¡¿COMO HIBA A PERDER EN COMER!?!?!


Antes de ese día mi vida era definible en una palabra: Inexistente. Mis amigos me conocían, pero eran pocos y no recordaban mi numero cuando era necesario salir, quizas sólo cuando era necesario entrar. En las mañanas despertaba pensando solamente que escribiría en el día, cuantas personas hecharían a perder mi sueño literato diciendo lo malo que era y luego cuanto comería para olvidar lo que me habían dicho. Luego de haberlos leído y habermelos mamado a todos, comenzaba la merienda. Debo declarar que no había otro momento que realmente fuera momento en mi dia. La merienda. ¿Alguna vez alguien se ha puesto a pensar como cambia el mundo cuando come? ¿Como la concentración del momento en lo que recorre la lengua hace que el resto desaparesca? Pues yo si. Yo puedo decir que cuando mi lengua acaricia un pedazo de pollo frito puedo olvidar porque el doctor me lo ha contraindicado. Porque con tres bocados de helado de lúcuma puedo olvidar si hace frio, calor o sueño. Que sin dificultad una cereza es capaz de hacer una herida causada por un tropezón desvanecerse en la nada, al menos hasta la siguiente merienda. Lo se, soy un golozo, pero... ¿acaso no lo somos todos?

Mi única pasion más fuerte que la comida era Julieta. Oh Julieta de mi corazón. Como un bistec bien asada, saltando tu pasion en un aceite grotesco. Mi Sandia jugoza, una merecida Merengada. Esa era Julieta. La única que podía provocarme el olvido del paladar sin haber saboreado NADA. Y cuando digo NADA es NADA. Porque aunque cambiaba mis dias y se volvía mi azucar, jamás prové un milimetro de su piel. Ella nunca supo, o quizas nunca quizo hacerse la entendida de que mi boca buscaba devorar la suya. Pero claro... Que mujer querría estar conciente de que una maldita bola de 108 kilos la quiere suya. CLAARO, QUIEN DESEA QUE UN IMBECIL QUE CASI SE LAVA LA CARA CON ACEITE FRITO LE LANGÜETEE LA VIDA. Pero en fin... eso me tocó, pero tuve mi posibilidad de gloria. Una vez... Una vez ella gritó por mi.

Fue en el concurso 23 de glotones del condado. Estaba animadisimo por poder participar y poder recuperar el trono que había perdido el año anterior frente a Zuñiga. Había sido un duro competidor y simplemente pudo comer antes que yo y retenerlo lo tiempo suficiente como para ganar. Pero este año me tocaba a mi. Me encontraba en mi mejor momento, mis 108 kilos se lucian con gracia. Ahí recibí a mis amigos antes de comenzar, ellos me desearon suerte. Luego tragando aire para abrir espacio en mi estomago miré baboso el festín que me esperaba. Pronto comenzaría mi banquete. Comenzamos con el disparo, comiamos, comiamos... el publico llegaba a ver el show de esos gorditos a los cuales no dan el asiento en los buses. Comiamos y gozabamos con las migas, el ketchup, la suciedad en la mesa, veía la risa en la cara de todos y engullia olvidandolo,s voliva a ver, volvía a engullir. Ahí de pronto observe que Julieta se encontraba en el público con ese hijo de puta de su noviecito. Claaaro, alto de ojos claros y musculoso el imbecil, y por supuesto tan hueco como la caja de valores de un abogado. La miré mientras veía como reía y apuntaba a mi y a los de mi especie, intentaba olvidar y engullía, engullía, engullía suficiente como para taparla de mi vista, suficiente para no oir su risa, para no entender sus chistes, como para no ver su cara sonrojada por la vergüenza ajena. De pronto perdí la noción de lo que hacía, mi boca se encontraba repleta, hasta afuera. Colgaban pedazos de salchichas y pan de mi boca y caían sobre la mesa mientras mis ojos intentaban comprender que sucedía por cuenta propia y parecían no caber en mi cabeza saltones, escapando de una posible explosion.

Ahí volvi a ver su rostro, ahora no reía. Gritaba, tenía cara de terror, si, algo en mi le había provocado algo más que gracia. Si... sabía a pavo asado... La vi devorar su propia imagen como un sorbete liviano y quize alcanzar la fuera mientras su boca modulaba como para morder una enorme manzana. Ahí di mi ultimo mordisco, arrancandola de la cabeza, finalmente apagaba mi memoria, mis ojos encontraron una via de escape, mirar mi nuca.... y luego... Todo en blanco.

18 comments:

Carolina Amigo said...

Figuras literarias en ascenso!
El pecado/placer más inofensivo para algunos, para mi el dolor!

Una narrativa prejuiciosa, pero deliciosa!

Un beso, como siempre encantador!

SAludos!
Carolina

Pd: Se me olvidaba no me ha gustado la fashion emergency de tu blog.. Creo que no identifica al autor de mierda que conosco!

@Intimä said...

Interesante relato.
Creo que jamás me presentaría ni a ver un concurso de personas comiendo de esa manera, pero tú manera de describirlo me hizo vivir el momento.
Un beso
Pd: Gracias por pasear por mi página.

Nacho ® said...

Si me habias dicho Carolina que no te gustaba el template, pero a mi me agrada más.


Y gracias darilea por pasar. Nos leeremos más seguido.

LaLy said...

Será un placer capital leerte?
Un excelente blog!
Tienes una invitación al mio.

Saludos desde Argentina

Perita said...

debo admitir que me siento identificada con este pecado ^^.

me acorde de homero simpson, hay un capitulo en donde tiene que comer aji parece y como que comienza a alucinar y todo por comer una cosa entera! ia bueno filo ¬¬.


tubiste tu racion de pera hoy jejeje

sueña conmigo! muak!!

Tu PeRita (=O puse "tu")

Nacho ® said...

Gracias por sus apreciaciones.

Y mi perita... Uff... si tuve una buena dosis de perita hoy... Pero aun tengo ganas de mas.

Nunca es suficiente.

Saludos a todos.

Ruth Hernández Boscán said...

Lacan hablaba de goce...!

Brrr
Quita el hambre

Un beso

m said...

Excelente relato. Tienes mucha fuerza en las palabras. Felicidades. Volveré en breve si me permites. Abrazos y cariños.
Gracias por pasar por mi mar.

Anton Jaubrovic said...

No se si mi capacidad creativa me Llevara a escribir un cuento (lo dudo)
Pero este cuento "gula" de verdad me hizo sentir un obeso
Mis felicitaciones para ti nacho te sigo visitando

Nacho ® said...

Gracias por haber pasado damas y caballeros, ahora me encuentro preparando el Ultimo de los 7 placeres capitales.


Espero que vengan a disfrutar de Lujuria.

Fernanda said...

uhuhuhuhu.. helado de lucuma.. lucuma manjar ohh... baba.


:)

BullHorse said...

morboso, satírico, alucinante y castigador fue tu cuento... no puedo decir más... la digestión me falla en esta ocasión... ¿habrás removido alguna gula interna?

Soledad said...

A pesar de lo asqueroso que resulta el sólo imaginarme las escenas, no sé por qué me gustó el cuento.
La forma de escribir, la inclusión de un amor que no resulta, las sandías y los helados de lúcuma, quizás influyeron en que te agradezca la invitación.
Seguiré leyendote.
Saludos,
Soledad.

PD: No generalices a todos los abogados. Jeje.

Alfonsina said...

Excelente!

creí que la gula era uno de mis pecados mas sublimados pero al parecer, la gula no se relaciona solo con la comida... Estoy hambrienta de tantas cosas que me lleno hasta el empacho y siempre quedo con gusto a poco (de todo un poco!)...por golosa...y ociosa...y curiosa!!!

sigue, que vuelvo por el último pecado!

Alfonsina (...Cicuta O Maleza?...)

Ella said...

Caramba Nacho, no esperaba menos de ti,muy buen post! En lo particular recreaste sentimientos encontrados: asombro por lo que un ser humano puede llegar a hacer; indignación porque no sabemos lo que pasa en las vidas de esas personas obesas, sólo los juzgamos...en fin.
Gracias por visitarme. Recibe un abrazo.

Roberto Iglesias said...

Notable como siempre tu texto Ignacio, al igual que darilea, tampoco me presentaria nica a ver como la gente come como animal...

por ahi conoci una persona que se alimentaba de una forma impactactante... precisamente eso fue lo que mas me vino a la cabeza mientra leia tu cuento...

me gusto mucho este cuento...atento estare esperando el siguiente.

un abrazo

Nacho ® said...

Graias por la visita todos.

Que bueno que hayan disfrutado del cuento y les digo de inmediato que se viene hoy el siguiente.

Jack Bronson said...

Los problemas como la gula, sin duda que tienen otros problemas asociados, o bien, tienen como base un conflicto más de base… falta de autoestima, problemas de autoimágen, baja tolerancia a la frustración, bajas capacidades de desenvolvimiento interpersonal… tolo lo cual se va supliendo simbólicamente a través de el acto de comer…
La historia está muy buena… me gustó mucho…
Saludos del Kiltro…

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