Y NO LA ABRAS A MENOS QUE TE VISITE MI LENGUA
Hay muchas cosas en esta vida que molestan. Cuando uno pierde una palabra por ejemplo. O cuando quieres cruzar la calle y por alguna puta razón cuando pudiste no lo hiziste y cuando lo intentaste no pudiste y chan chan, te golpea un carro. Pero hay más cosas que molestan. Por ejemplo cuando peleas con la memoria. Bodrio de mierda. Esos momentos son catastróficos para el alma y para el ego. Ahí te hayas tu, intentando recordar de una puta vez eso que estaba navegando en tu mente y de pronto te das cuenta que tu cabeza no es un lago, sino un escusado y acabas de tirar la cadena frente a esa genialidad que se hayaba varada en la latitud 15 paralelo 32. Pero si hay algo que molesta más es cuando a alguien lo domina su boca.
Si, la boca.
Es que este bendito órgano más que una bendición es un castigo, pues sin medir lugar y espacio tiende a vomitar frente a la gente indevida la ilusión de tener algo en el mate... cosa que obviamente se desvanece al poco rato de haber votado la última gota de reflujo verbal. Mi canibalismo para las palabras se volvió un sistema práctico de intrincado uso, pero que al fin y al cabo como lo dice la palabra era bastante práctico. Las palabras tienen 4 sentidos y cuatro direcciones y si las mides todas no tienes porque cerrar la boca.
1-Cuando uno dice algo, el contenido de lo dicho llega a oido de otro. Ese otro lo procesará y sacará la mierda que quiera sacar de lo dicho por tu boca. Así, te volverás una vibora en carne, una mentira piadosa en el parque que sin remedio ocupa el resfalín y por supuesto se columpia con mucha fuerza esperando saltar y herirse las rodillas.
2- Lo que dices lo oyes tu mismo y ahí viene el recelo y la pelea. ¿Porque mierda dije eso? ¿quien dijo eso? ¿Yo? Y si, lo dijiste. Pero al salir de tu boca la palabra cambió y tu propia mente lee un codigo binario que no sintió nunca haber creado. "Pepito clavo un clavito" se oye "Te juro que es mentira" y si decides dar un saludo, puede que estes saludandote solo. Muuy solo.
3- La palabra salida no vale. Al menos no a ti ni al que escucha, porque la palabra resuena en el aire y pierde valor el contenido frente a la palabra misma. Así cuando tu abuela dice algo balbuceando por la enfermedad que la tiene más clara que transantiago y más lúcida que yo escribiendo estás lineas te das cuenta que da lo mismo lo que dijo, es su tono, esa voz carrasposa salida del estante y que tienes que soplar y sacar el polvo para entender.
4- Lo dicho afecta el tiempo, sin importar si lo oiste o si lo oyeron, pero lo que dijiste lo dijiste... y en años más tarde lo que dijiste será tatuaje y no saldrá con agua ni jabón. Y verás perplejo lo que fuiste y realmente tu boca no dará abasto de nuevas palabras para intentar refregar la antigua pero simplemente no lo logrará, ¿Porque? Simplemente porque un clavo no saca otro, sólo te sigues clavando.
Así que con esas cuatro dimensiones me encontré listo para hablar. Decidi el día la hora y el lugar en donde dirigir mi palabra fuera de la boca, resonando en la garganta y atacando en estamida el oído de alguien. ¿Quien? Pues eso no importaba, lo importante era que la oyera, debía comprobar mi existencia y no había otra forma que dirigiendo mi lengua hacia arriba y hacia abajo, haciendola tiritar de una vez por toda en funcion de hacer sonar un tango rapido y estrepitoso en donde pudiera ahorcarme de una vez.
Llegué al lugar destino, me armé de valor acercandome con paso ligero, una gazela se hubiera sorprendido de mi presecencia, te juro que si Dios notó que me moví sería mucho. Claro como el amanecer en cualquier parte menos mi ciudad me dirijí a mi objetivo, me acerqué directo a su oido y musité palabras que ningún idioma comprendía. Mi voz humedeció sin tiempo la anfora del cuerpo oriundo a mi boca y rapidamente ese sonido bajó cual cascada llenando pecho, brazos, estomago y finalmente desatando el arrecife entre las piernas de mi cautelosa y desprendida púbica público. Ella se volteó agarrando mis mis manos con fuerza intentando atajar al vuelo alguna aver rapaz que contuviera vocales y consonantes ad-hoc con mi arremetida, pero apenas pareció encontrarla le tapé la boca con las manos. Su boca sangraba ardor y parecia no querer aguantar más pero no la dejaba, la negaba, negue a ella y a lo suyo sólo para contemplar el resoplido exaltado que la dejaba. Le agarré la cara con las manos, con dureza, pero sin cambiar su tono ni dejar que su rio se secara.
-Callate la boca...
Me miró sorprendida, quemando sus ultimos fósforos, apagandose lentamente sobre mi pecho y al terminar el juego oir como retumbaba aún mi voz bajo su cuello, ardiendo en su vientre, peinando su cabello... Sin palabras, sólo con la boca... un susurro y un silencio cambiaron todo.