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Showing posts from May, 2007

Las mujeres hermosas

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Mi Dulce Kriptonita H ay veces que puedo comprender la tragedia de ser Superman. Esa sensación no buscada de inmortalidad que te hace no temerle a nada, puede verse como algo llamativo y que cualquiera quiziera poseer. ¿Pero que pasa cuando quien no conoce el dolor recibe un pequeño roce? El dolor nos hace fuertes, y quien no es su amigo, sufre más cuando lo conoce. Eso me ha sucedido durante la vida. Suelo sentirme invencible, inmortal. Como si nada pudiera hacerme daño ni nadie fuera superior a mi. Llevo treinta años de mi vida sintiendome Superman, pero el problema rádica en las enormes cantidades de Kriptonita que se mueve con paso firme, delicado y de tacón por las calles: las hermosas mujeres. N o puedo ni caminar en paz. Tres pasos fuera de mi oficina y me encuentro con las enormes bellezas con las que Dios nos ha maldito. No quiero sonar homosexual, pero creo que el mundo sería mucho mejor sin mujeres. No si no existieran, sino si pudieramos vivir sin necesitarlas. Miro a la d...

Mi gorro

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Aún queriendolo tanto, tuve que verlo yacer sin sentido sobre una triste tabla color piel. Lo miro de frente y veo sólo flechas de lana, que lo vuelven a tiempo arma, a tiempo escudo. Sus colores secos son recuerdo de su cruda cuna, esos tonos simples de la cordillera. De su misma bravura de suelo alto, escapan rebeldes hedras desertoras, y decendien dos delgadas piernas, que bailan al viento sin jamás pisar suelo. Ellas nunca han pedido nada, pero siempre abrazan mi cara. Una azul pelusa intrusa, se acurruca entre sus hilos de altiplano. La azul visita ensucia su solemne postura, como un pedazo de cielo que quiere caer sobre mi trozo de patria. Así que sin mucho pensarlo la quito con dos dedos. Ahí está nuevamente, cercano pero intruncable, tal cual su tierra. Vuelvo a mirarlo y a sonreírle, lo devuelvo a su puesto. Vuelve a ser mi corona.

Desperté

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Una vez conocí a una mujer. La vi, la besé, la toqué y la amé. Le canté, le bailé, le hablé, y maté. Juntos reímos, jugamos, bebimos, fumamos, corrimos, lloramos, perdimos y ganamos. Ella era alegre, alocada, sinvergüenza, cariñosa, entregada, soñadora, romántica, perdida, apasionada, impulsiva, bajita, calida, cercana, confiable, eterna, lujuriosa, llamativa, coqueta, enceguecedora, clara, arrojada, impetuosa, despreocupada, aproblemada, sencilla, soñada, lunática, celestial, diabólica y mía. Yo era joven. Lo fui dos veces. Y todo en nosotros: perfecto. Eso sencillamente me abrumó. Por eso decidí cerrar los ojos y descanzar. Luego los abrí. Y ahí la conocí. Rozó mi brazo, acaricié su pelo, apreté su mano, devoré su boca y abrazé su cuerpo. Ahí la conocí.