Las mujeres hermosas
Mi Dulce Kriptonita H ay veces que puedo comprender la tragedia de ser Superman. Esa sensación no buscada de inmortalidad que te hace no temerle a nada, puede verse como algo llamativo y que cualquiera quiziera poseer. ¿Pero que pasa cuando quien no conoce el dolor recibe un pequeño roce? El dolor nos hace fuertes, y quien no es su amigo, sufre más cuando lo conoce. Eso me ha sucedido durante la vida. Suelo sentirme invencible, inmortal. Como si nada pudiera hacerme daño ni nadie fuera superior a mi. Llevo treinta años de mi vida sintiendome Superman, pero el problema rádica en las enormes cantidades de Kriptonita que se mueve con paso firme, delicado y de tacón por las calles: las hermosas mujeres. N o puedo ni caminar en paz. Tres pasos fuera de mi oficina y me encuentro con las enormes bellezas con las que Dios nos ha maldito. No quiero sonar homosexual, pero creo que el mundo sería mucho mejor sin mujeres. No si no existieran, sino si pudieramos vivir sin necesitarlas. Miro a la d...