Todos los cuentos son ficticios; la mierda, sumamente real.

Friday, January 26, 2007

Placeres Capitales: Lujuria

LUJURIA


Si hubiera que definir lo que hiba a pasar esa nohe sería claro, una sola palabra: Sexo. El ambiente era propicio, ella y yo nos encontrabamos más que preparados, no sólo con todas las armas puestas, sino con la mente y el libido enfocado en el sexo del otro. Las caricias comenzaron tempranamente, simples roces en el rostro, besos animales en el cuello, mordeduras perdidas perdidas en zonas que no tienen nombre... Estaba más que tentado. Pero al momento de la gloria con mi pene pidiendo más decidí hecharlo atras. Si, así, teniendo a la mujer de mis sueños en frente, esperando mi escencia entre sus piernas decidí dejarla con el rostro perdido y en llamas sonriendole cortezmente y cerrando la puerta.

Si, otra noche más aguantando. Muchos no comprenden la razón para hacer esto, pero para mi se ha vuelto casi una religion. Lo que solía hacer a diario era cumplir una odisea, una verdadera epopeya griega contra el cuerpo y contra la cordura. Era levantar mi virilidad a un punto dionisiaco para lograr mantenerme en la cima. Mejor te explico.

Soy hombre. Tengo 26 años y cuido mi mente y cuerpo a diario, entrenamiento fisico, lectura y conversación son los ejercicios que me mantienen como un verdadero objeto sexual para cualquier mujer que se cruze en mi camino. Seamos francos, no son muchas las que mantienen una conversación de más de media hora conmigo y no desean sexo loco y desenfrenado. Casadas, solteras, hetero, gays, ancianas, jovencitas, usadas, mojigatas.... todas terminan deseando lo mismo y yo como el caballero que soy selecciono a las mejorcitas para volver a mi departamento. Aquí es donde comienza la epopeya.

Dia X.... llevo a una joven dama de excelente figura a mi departamento, la niña me desea, yo la deseo. Al poco rato sus manos buscan levantar mi firmamento y comienzan a desabrochar mi camisa, con la delicadeza de un babuino arranca los botones mientras yo sin ningún signo de humanidad la muerdo a destajo sobre la clavicula, a sabiendas que hay millones de puntos sensibles con los cuales podría hacerla mojar sin tocar sus labios... ninguno. De un momento a otro la niña no aguanta más, me lanza sobre la cama y se sienta piernas abiertas sobre mi. Quiere sentir cerca el cañon entre mis piernas y como ya me había desabrochado el pantalón siente firme y sin vacilación como mi gigante egoista intenta inconciente penetrarla siendo separados por la ropa interior. Sin caballerosidad alguna le levanto la cortisima falda para tener un mejor panorama, es que no hay lugar mas sexy en una mujer que la forma quimerica que adoptan sus caderas cuando las piernas están dobladas intentando dominarte... creyendo que te dominan. Comienzo a dominar como su fueran mios los puntos sensibles de su cuerpo.... su pecho con mi boca, su entrepierna jugeteando con la mia, y su trasero... Por Dios! Ese divino trasero siendo amoldado por mis manos y atravezado por mi mente. Al poco rato no le permito conservar la ropa. La sedusco en 3 movimientos cortos y su brasier vuela por la alcoba. Para hacer contraste con ese seductor y entrenado movimiento la domo como un animal y le saco sin ternura esa diminuta prenda que separaba nuestros orgasmos. Ahí comienza mi juego


La dama palpa sorprendida al gigantesco matón que tengo por pene disfrutando su contextura y su vida propia, yo sigo jugando con su persona metiendo mis manos por donde dios le da el aire y haciendola palpitar hasta los meñiques. Ella juega con lo mio.... yo juego CON ELLA... ambos perdidos, con las respiraciones entremezcladas, tomando la bocanada que ella suelta, mirandonos con ojos de gato al reaccionar del otro, sin esconder nuestros rostros de exitación. La dama busca conectarse finalmente, yo jugueteo acariciandola con mi osado ayudante por toda la espalda y luego siguiendo la curbatura de sus tostadas nalgas, ella siente a centimetros mi obelisco, casi entrando en su vida, me siente ponerme en posicio, finalmente comenzar con la gracia supuesta del asunto, la tomo de las caderas por la espalda, hago un gesto de esfuerzo.... y luego comienzo a alejarme. La dama me mira haciendo gargaras en su parte baja, ve mi cuerpo completamente duro hasta el más ultimo centimetro comenzar a vestirse nuevamente, en ningun momento dejando ir la exitacion, en ningun momento bajando la guardia. Ella baja la mirada y ve que sigo exitado, ve que mi otra cabeza sigue apuntando al cielo, mirandola de reojo, hasta que con dificultad la escondo en mis pantalones.

Prendo un cigarillo. La miro de salida. Me acerco a darle un beso, pero la dama me lo niega, desnuda y desconsolada. Yo sólo me rio hacia adentro, comenzando a retirarme la dama mira por mi espalda y se mete las manos dentro de ella casi con llanto a complacerse a si misma. ¿Pena? No, para nada. Mi actuar fue pura lujuria... Todo el mundo es capaz de llevar a cabo el sexo. ¿Pero cuantos son capaces de negarse a él? Mi cuerpo exuda exitacion mientras me acerco al balcón a mirar un poco la noche. La niña aparece unos pocos minutos despues con una bata mia y el rostro sudoroso y sonriente. Le ha gustado. Que bueno, lo ha comprendido. No encuentro mayor exitacion que en lo que puedes tener y dejas frente a ti. ¿ Que mejor que tener un cigarrillo en la mano y nada de fuego a la redonda? ¿Que más exitante que estar en una tienda, tener un objeto al alcanze de la mano y no llevartelo? Que más orgasmico que tener la mujer de tu vida enfrente, tocarla, lamerla, sudarla... y luego dejarla en la cama? Ella me abraza por la espalda mientras sigo fumando viendo la ciudad. Creo que el balcón me exita de otra forma... tener tanto espacio por donde tirarme y no hacerlo. Mi amada se dirije a la cocina a prepararme algo mientras me giro a contemplar sus curvas caminando. Lo tomó bastante bien. Creo que si lo logra un par de veces más será hora de darle lo que quiere... Soy un hijo de perra. Pero lamentablemente, las damas aman a los hijos de perra.

Monday, January 22, 2007

Placeres Capitales: Gula

GULA


Aaai dios mío. ¡Que dolor! Se me agarrotaban las tripas pero aún intentaba zurcar esa mesa con la boca. Hay que decirlo... ¡Que dolor! Mis ojos se incrustaron en el fondo de la palta mientras mis pestañas revolvían las malteadas con locura. Si, ¡Que dolor! Debía llegar, debía llegar a ellas, sabía que mi estomago no daba más pero no podía cerrar mi boca, sería la peor estupidez que podía hacer en mi vida. Miraba a Julieta con bizco reojo, uno sobre el plato y el otro sobre ella y notaba la admiración que estaba sintiendo por mi. Claro, nunca fui bueno para nada. En los deportes me saltaba el estomago y mi pecho parecía una flaccida bolsa de agua al moverme. Mis kilos de más tampoco me habían ayudado a estudiar nunca porque solía interrumpirme para comer. Ni en fiestas, ni en conversaciones, ni en discursos ni nada, en ninguna de ellas tuve la oportunidad de ver a Julieta con un rostro preocupado como ahora por mi persona. Nunca si se fijó de mi existencia salvo cuando tenía el 28avo completo en mis manos... Todos gritaban... creo que nunca entendí bien que gritaban, pero si terminaba ese sería el nuevo campeón. ¿¡¿¡¿COMO HIBA A PERDER EN COMER!?!?!


Antes de ese día mi vida era definible en una palabra: Inexistente. Mis amigos me conocían, pero eran pocos y no recordaban mi numero cuando era necesario salir, quizas sólo cuando era necesario entrar. En las mañanas despertaba pensando solamente que escribiría en el día, cuantas personas hecharían a perder mi sueño literato diciendo lo malo que era y luego cuanto comería para olvidar lo que me habían dicho. Luego de haberlos leído y habermelos mamado a todos, comenzaba la merienda. Debo declarar que no había otro momento que realmente fuera momento en mi dia. La merienda. ¿Alguna vez alguien se ha puesto a pensar como cambia el mundo cuando come? ¿Como la concentración del momento en lo que recorre la lengua hace que el resto desaparesca? Pues yo si. Yo puedo decir que cuando mi lengua acaricia un pedazo de pollo frito puedo olvidar porque el doctor me lo ha contraindicado. Porque con tres bocados de helado de lúcuma puedo olvidar si hace frio, calor o sueño. Que sin dificultad una cereza es capaz de hacer una herida causada por un tropezón desvanecerse en la nada, al menos hasta la siguiente merienda. Lo se, soy un golozo, pero... ¿acaso no lo somos todos?

Mi única pasion más fuerte que la comida era Julieta. Oh Julieta de mi corazón. Como un bistec bien asada, saltando tu pasion en un aceite grotesco. Mi Sandia jugoza, una merecida Merengada. Esa era Julieta. La única que podía provocarme el olvido del paladar sin haber saboreado NADA. Y cuando digo NADA es NADA. Porque aunque cambiaba mis dias y se volvía mi azucar, jamás prové un milimetro de su piel. Ella nunca supo, o quizas nunca quizo hacerse la entendida de que mi boca buscaba devorar la suya. Pero claro... Que mujer querría estar conciente de que una maldita bola de 108 kilos la quiere suya. CLAARO, QUIEN DESEA QUE UN IMBECIL QUE CASI SE LAVA LA CARA CON ACEITE FRITO LE LANGÜETEE LA VIDA. Pero en fin... eso me tocó, pero tuve mi posibilidad de gloria. Una vez... Una vez ella gritó por mi.

Fue en el concurso 23 de glotones del condado. Estaba animadisimo por poder participar y poder recuperar el trono que había perdido el año anterior frente a Zuñiga. Había sido un duro competidor y simplemente pudo comer antes que yo y retenerlo lo tiempo suficiente como para ganar. Pero este año me tocaba a mi. Me encontraba en mi mejor momento, mis 108 kilos se lucian con gracia. Ahí recibí a mis amigos antes de comenzar, ellos me desearon suerte. Luego tragando aire para abrir espacio en mi estomago miré baboso el festín que me esperaba. Pronto comenzaría mi banquete. Comenzamos con el disparo, comiamos, comiamos... el publico llegaba a ver el show de esos gorditos a los cuales no dan el asiento en los buses. Comiamos y gozabamos con las migas, el ketchup, la suciedad en la mesa, veía la risa en la cara de todos y engullia olvidandolo,s voliva a ver, volvía a engullir. Ahí de pronto observe que Julieta se encontraba en el público con ese hijo de puta de su noviecito. Claaaro, alto de ojos claros y musculoso el imbecil, y por supuesto tan hueco como la caja de valores de un abogado. La miré mientras veía como reía y apuntaba a mi y a los de mi especie, intentaba olvidar y engullía, engullía, engullía suficiente como para taparla de mi vista, suficiente para no oir su risa, para no entender sus chistes, como para no ver su cara sonrojada por la vergüenza ajena. De pronto perdí la noción de lo que hacía, mi boca se encontraba repleta, hasta afuera. Colgaban pedazos de salchichas y pan de mi boca y caían sobre la mesa mientras mis ojos intentaban comprender que sucedía por cuenta propia y parecían no caber en mi cabeza saltones, escapando de una posible explosion.

Ahí volvi a ver su rostro, ahora no reía. Gritaba, tenía cara de terror, si, algo en mi le había provocado algo más que gracia. Si... sabía a pavo asado... La vi devorar su propia imagen como un sorbete liviano y quize alcanzar la fuera mientras su boca modulaba como para morder una enorme manzana. Ahí di mi ultimo mordisco, arrancandola de la cabeza, finalmente apagaba mi memoria, mis ojos encontraron una via de escape, mirar mi nuca.... y luego... Todo en blanco.

Sunday, January 14, 2007

PONGAN OJO!!!

Sería bueno que de vez en cuando mis lectores de mierda pasen a mirar la mano de esta mierda de persona en otros lares. Así que antes de subir el siguiente cuento de mierda, les quiero pedir que hechen una mirada:

Si quieren ver crítica social:
Mi columna en ciudad Kaos

Si quieren leer poetas jovenes latinos:
Mi portal de poesía joven

Si quieres leer y ser parte de la más grande colectividad de blogs:
Mi columna "Bloggers Offline" en ACHIB

Y si sólo quieren ver cosas graciosas, sentarse y disfrutar:

Mi nuevo blog de puras mierdas (MUY RECOMENDADO)


Y si son de mis lectores de mierda, les recomiendo que lean todos. Al menos hagan su aparición en cada uno hasta que suba mi siguiente cuento de mierda, el cual se viene realmente bueno: "GULA". Saludos a todos. Nos leemos

PD: SI NO HAN LEIDO MI CUENTO ANTERIOR, PASEN, LEAN Y DEJEN SU APRECIACIÓN!!

Tuesday, January 02, 2007

Placeres Capitales: Envidia


Calle 34, no había mucho que hacer esa calurosa tarde. Me encontraba en la acera con mis amigos esperando la noche, esperando que el calor dejara hacer mi nariz sudar un poco para recien salir a caminar. Las calles estaban apestosas a eso de las 6 y yo me ergía como un ídolo dorado. Creanme, tal cual un idolo, y eso es porque en la 34 no había un ser que no conociera el nombre de Michael Araneda.

Y bueno, como era regular salí de mi hogar sólo para recorrer las calles y ser aplaudido al pasar. Las mujeres me amaban... o ya me habían amado y deseaban más. Los hombres me respetaban y o deseaban ser como yo, o deseaban mi muerte, dolorosa y rapida. Pero fuere como fuere mi existencia no pasaba desapercibida en el barrio La Calondra y mucho menos en la calle 34. Me moví con recelo siendo seguido cada vez que mis pasos rompian con recelo el silencio sepulcral de la calle. Nuevos sujetos se sumaban y restaban a mi caminata, siendo casi un bus social, la única razón que muchos tenían para moverse de un lugar a otro.

Ese día, 25 de Marzo, había algo especial en el aire. Los cabros que habían salido para volverse oficiales de la puta fuerza policial volvían a sus casas luego de casi un año de entrenamiento y en el aire se olía duda, exitación y esperanza para nuestro humilde barrio. La Calondra se había iluminado desde la calle central hacía la periferia y todos aguardabamos en la estación del ferrocarril por los nuevos represores que habían dejado el lugar como humildes muchachos y probablemente volverían como egoístas y trastornados mosalbetes sin razón ni gloria. Pero eso no esperaban todos. La gente esperaba por el gran milagro anual. Esperaban que alguno de los jovenes llegara diciendo "Hey!, fui nombrado Capitan/teniente/alguna puta mayor, y podré ir a la capital!", pero como eso no solía suceder yo había perdido toda fe y sólo había asistido porque... bueno, digamos que la Calondra es bastante aburrida... de hecho la calle 34 es sólo un nombre, no hay mas de 20 calles en este pequeño basural. Y aparentemente el milagro se acercaba en el tercer vagón del tren 18.

Al bajarse se notó la cara de vergüenza de los mequetrefes. Todos abrazaban a sus novias y familias con la cara entre los cocos e intentando cubrir la solitaria rallita de su hombro que mostraba su puesto de simples cabos. Suches de los opresores. Todos patéticos. Todos menos uno. El desgraciado espero hasta el último para bajarse luciendo dos estrellas en cada hombro y un gorro mucho más sobervio que el de sus conterturlios. Ahí fue cuando realmente quedó la grande. Se fueron todos de sus cabales. Abrazos, admiración. Para la otra le podrían haber puesto sus culos rancios al frente esos miserables. El imbecil no había hecho nada util por nosotros. ¡Nada!

Así fueron los siguientes días:

Lamidas de culo, aplausos, miradas con cuchicheo, aplausos, gritos, algarabía, loas, dedicaciones, fanáticas, aplausos, lamidas de culo y más aplausos.

Me apestó. El tipo era un patán. Un cochino, patético, enano, mocoso, sobervio que nunca le había ganado a nadie. ¿Donde estuvo él cuando tuvimos en la falta de carne? ¿Cuanto corrió el las competencias regionales? ¿A cuantos soldados sacó del camino cuando vinieron a acabar con nuestras tierras? Nada... El tipo no era nada. Pero aún así un logo en su hombro lo hacía ser más hombre, más valioso, más poderoso y respetado que cualquiera de los otros. Y tuve que vivir con eso.

El imbecil se pavoneaba por las calles, la gente le hacía séquito para hablar de sus porquerías... los amaban hombres y mujeres y al tarado parecía no importarle y sólo les sonreía como con pepsodent y seguía su camino. Pero no lo permitiría así... claro que no. No permitiría que me dejara a un lado. Jamas permitiría que alguien me dejara a un lado. Así que opté por lo sano, si estos tarados querían un heroe, tendrían un heroe. Así que decidí adelantarme a los movimientos del gobierno en nuestra zona y aparecerme un tanto antes por sus casas. Si querían echarnos de NUESTRA tierra, tendrían que saber lo que era perder lo suyo primero. Aparecí tarde por su barrio, ese con las casitas comodas, todas iguales, pan de molde, y me armé con botellas de bencina. En pocos minutos con mi bicicleta había dejado la grande en cada una de sus casas sin importar familia, pertenencias o hijos. Todos los hijos de puta ardían en su mediocridad. Algunos habían logrado salir, otro no. Pero fuese como fuese, obtendría el respeto que merecía.

Al día siguiente hubo un gran luto en la zona alta, unos cuantos infelices no lograron escapar. El barrio saltaba en vitores y la noticia de que había sido mi mano la incineradora se esparcía como la malaria. Recuerdo claramente la ceremonia. Algunos asistimos encubiertos para poder reir con orgullo. Otros como el miserable soldadito de plomo se encontraban ahí haciendo honores. Recuerdo el calor de esa tarde. Recuerdo que me miró a los ojos silenciosamente mientras parecía en luto. Por un segundo nuestros ojos se cruzaron y el tipo me sonrió complice. Yo le sonreí de vuelta y partí de vuelta a la Calondra. No lo se... si el tarado no hubiera estado ahí... no me hubiera superado. Y probablemente ahora él me superará a mi. Pero que importa la mierda. Ese tipo siempre tendrá un fan en mi persona. Porque de no existir un hijo de puta que no merezca lo que tiene... ¿como mierda me nacería ser mejor de lo que debo? Nada... Adoro el sabor de la victoria, más aún cuando se que se avecina una derrota que tendré que superar.

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