LUJURIA
Si hubiera que definir lo que hiba a pasar esa nohe sería claro, una sola palabra: Sexo. El ambiente era propicio, ella y yo nos encontrabamos más que preparados, no sólo con todas las armas puestas, sino con la mente y el libido enfocado en el sexo del otro. Las caricias comenzaron tempranamente, simples roces en el rostro, besos animales en el cuello, mordeduras perdidas perdidas en zonas que no tienen nombre... Estaba más que tentado. Pero al momento de la gloria con mi pene pidiendo más decidí hecharlo atras. Si, así, teniendo a la mujer de mis sueños en frente, esperando mi escencia entre sus piernas decidí dejarla con el rostro perdido y en llamas sonriendole cortezmente y cerrando la puerta.
Si, otra noche más aguantando. Muchos no comprenden la razón para hacer esto, pero para mi se ha vuelto casi una religion. Lo que solía hacer a diario era cumplir una odisea, una verdadera epopeya griega contra el cuerpo y contra la cordura. Era levantar mi virilidad a un punto dionisiaco para lograr mantenerme en la cima. Mejor te explico.
Soy hombre. Tengo 26 años y cuido mi mente y cuerpo a diario, entrenamiento fisico, lectura y conversación son los ejercicios que me mantienen como un verdadero objeto sexual para cualquier mujer que se cruze en mi camino. Seamos francos, no son muchas las que mantienen una conversación de más de media hora conmigo y no desean sexo loco y desenfrenado. Casadas, solteras, hetero, gays, ancianas, jovencitas, usadas, mojigatas.... todas terminan deseando lo mismo y yo como el caballero que soy selecciono a las mejorcitas para volver a mi departamento. Aquí es donde comienza la epopeya.
Dia X.... llevo a una joven dama de excelente figura a mi departamento, la niña me desea, yo la deseo. Al poco rato sus manos buscan levantar mi firmamento y comienzan a desabrochar mi camisa, con la delicadeza de un babuino arranca los botones mientras yo sin ningún signo de humanidad la muerdo a destajo sobre la clavicula, a sabiendas que hay millones de puntos sensibles con los cuales podría hacerla mojar sin tocar sus labios... ninguno. De un momento a otro la niña no aguanta más, me lanza sobre la cama y se sienta piernas abiertas sobre mi. Quiere sentir cerca el cañon entre mis piernas y como ya me había desabrochado el pantalón siente firme y sin vacilación como mi gigante egoista intenta inconciente penetrarla siendo separados por la ropa interior. Sin caballerosidad alguna le levanto la cortisima falda para tener un mejor panorama, es que no hay lugar mas sexy en una mujer que la forma quimerica que adoptan sus caderas cuando las piernas están dobladas intentando dominarte... creyendo que te dominan. Comienzo a dominar como su fueran mios los puntos sensibles de su cuerpo.... su pecho con mi boca, su entrepierna jugeteando con la mia, y su trasero... Por Dios! Ese divino trasero siendo amoldado por mis manos y atravezado por mi mente. Al poco rato no le permito conservar la ropa. La sedusco en 3 movimientos cortos y su brasier vuela por la alcoba. Para hacer contraste con ese seductor y entrenado movimiento la domo como un animal y le saco sin ternura esa diminuta prenda que separaba nuestros orgasmos. Ahí comienza mi juego
La dama palpa sorprendida al gigantesco matón que tengo por pene disfrutando su contextura y su vida propia, yo sigo jugando con su persona metiendo mis manos por donde dios le da el aire y haciendola palpitar hasta los meñiques. Ella juega con lo mio.... yo juego CON ELLA... ambos perdidos, con las respiraciones entremezcladas, tomando la bocanada que ella suelta, mirandonos con ojos de gato al reaccionar del otro, sin esconder nuestros rostros de exitación. La dama busca conectarse finalmente, yo jugueteo acariciandola con mi osado ayudante por toda la espalda y luego siguiendo la curbatura de sus tostadas nalgas, ella siente a centimetros mi obelisco, casi entrando en su vida, me siente ponerme en posicio, finalmente comenzar con la gracia supuesta del asunto, la tomo de las caderas por la espalda, hago un gesto de esfuerzo.... y luego comienzo a alejarme. La dama me mira haciendo gargaras en su parte baja, ve mi cuerpo completamente duro hasta el más ultimo centimetro comenzar a vestirse nuevamente, en ningun momento dejando ir la exitacion, en ningun momento bajando la guardia. Ella baja la mirada y ve que sigo exitado, ve que mi otra cabeza sigue apuntando al cielo, mirandola de reojo, hasta que con dificultad la escondo en mis pantalones.
Prendo un cigarillo. La miro de salida. Me acerco a darle un beso, pero la dama me lo niega, desnuda y desconsolada. Yo sólo me rio hacia adentro, comenzando a retirarme la dama mira por mi espalda y se mete las manos dentro de ella casi con llanto a complacerse a si misma. ¿Pena? No, para nada. Mi actuar fue pura lujuria... Todo el mundo es capaz de llevar a cabo el sexo. ¿Pero cuantos son capaces de negarse a él? Mi cuerpo exuda exitacion mientras me acerco al balcón a mirar un poco la noche. La niña aparece unos pocos minutos despues con una bata mia y el rostro sudoroso y sonriente. Le ha gustado. Que bueno, lo ha comprendido. No encuentro mayor exitacion que en lo que puedes tener y dejas frente a ti. ¿ Que mejor que tener un cigarrillo en la mano y nada de fuego a la redonda? ¿Que más exitante que estar en una tienda, tener un objeto al alcanze de la mano y no llevartelo? Que más orgasmico que tener la mujer de tu vida enfrente, tocarla, lamerla, sudarla... y luego dejarla en la cama? Ella me abraza por la espalda mientras sigo fumando viendo la ciudad. Creo que el balcón me exita de otra forma... tener tanto espacio por donde tirarme y no hacerlo. Mi amada se dirije a la cocina a prepararme algo mientras me giro a contemplar sus curvas caminando. Lo tomó bastante bien. Creo que si lo logra un par de veces más será hora de darle lo que quiere... Soy un hijo de perra. Pero lamentablemente, las damas aman a los hijos de perra.